«La quinta del argentino» Juan Gabriel Rodríguez Laguna

Título: La quinta del argentino

Autor: Juan Gabriel Rodríguez Laguna

Nº páginas: 190

Editorial: Triskel Ediciones

Sinopsis: Marcelo, un argentino apegado a su tierra adoptiva, España, se encuentra sentado en su casa, rodeado de libros, del humo del tabaco y de la soledad, cuando comienza una reflexión sobre sus recuerdos vividos en una época crucial para la reciente Historia de España, como son la transición y la consolidación de la democracia.

Crítica: Obra de un autor novel, La quinta del argentino está escrita a modo de discurso continuo, como si el protagonista no se detuviese ni un instante en su relato. Así, los primeros años de la democracia son descritos de forma veloz, sin entrar en detalles, más centrándose en la vida cotidiana de la familia inmigrante que en los hechos políticos, mencionando de pasada los años que pasan, sin establecer un claro orden cronológico. Sin embargo, el ambiente que se respiraba en España en esos momentos inevitablemente afecta a Marcelo y allegados, situación que Rodríguez Laguna consigue plasmar muy bien a lo largo de la historia, ya que va mezclando personajes de diferentes ideologías e insertando hábilmente los diferentes conflictos sociales y políticos de la época aunque no profundice en ellos.

Uno de los aspectos que más me ha gustado de la novela es que refleja bastante bien la forma de pensar de la época en los personajes que van apareciendo, cada uno perteneciente a una esfera social. Asimismo, la evolución de la ideología se plasma a lo largo de las páginas, como vemos en los cambios que sufre Federico.

Uno de los peros que encuentro es que esta novela no es apta para cualquiera. Se trata sobre todo de un recorrido a lo largo de los años más frágiles que sufrió España -políticamente hablando-, por lo que los aficionados a la Historia verán en ella un atractivo que pasará desapercibido para muchos.

No es una historia de acción o romance a la vieja usanza. Se trata, nada más ni nada menos, que de las memorias de un inmigrante argentino en nuestra tierra, las mismas que podría tener cualquiera que haya vivido la misma época de cambios.

«Sinuhé, el egipcio» Mika Waltari

Título: Sinuhé, el egipcio.

Autor: Mika Waltari

Nº páginas: 544

Editorial: Plaza&Janés

Sinopsis: La novela de Waltari está basada en un famoso cuento egipcio llamado La historia de Sinuhé, que nos habla de cómo el hijo adoptivo de un médico de pobres llegó a ocupar el puesto de Médico Real junto al faraón, antes de ser desterrado para el resto de sus días. Lealtad, inteligencia, ambición… la trama une todos los aspectos que caracterizan al ser humano.

Crítica: La historia narrada por Waltari se centra en la época del reinado de Akhenatón (1353-1335 a.n.e), en plena crisis religiosa y de identidad que sufrió el pueblo egipcio cuando el faraón desterró a todos los dioses tradicionales, y en especial a Amón, para encumbrar a un único dios: Atón. Este hecho no sólo tuvo consecuencias religiosas, sino que también afectó a la identidad egipcia y a su política, tanto exterior como interior. Esta época, y este faraón en concreto, fue muy polémica, puesto que los cambios que proponía Akhenatón eran demasiado radicales como para que la población los aceptase.

Waltari ambienta la novela de una forma excepcional, puesto que el estilo de narración es completamente diferente al utilizado actualmente para desarrollar cualquier trama novelesca. Seguimos a Sinuhé desde que era un chiquillo que ayudaba a su padre hasta la ancianidad en el exilio; como la de cualquier ser humano, su vida se caracteriza por ser una montaña rusa. Tan pronto estaba en la cima de su carrera como hundido en la miseria, evolucionando a lo largo de los años, olvidando los arrogantes momentos de la juventud para caer en la humildad del que se sabe prescindible. Seguido siempre por su esclavo, Sinuhé recorrió no solo la antigua Menfis, sino que viajó a los reinos más allá de las fronteras de Egipto. Así, Waltari nos acerca de la mano del médico errante a las antiguas civilizaciones de Mitanni, Babilonia, Creta o los hititas, entre otros, poniendo de relieve así el marco político internacional de aquel momento.

Hace poco publiqué una crítica sobre una de las novelas de Christian Jacq, El imperio de las tinieblas. No hay color. Ni en la trama, ni en la narración, ni en la documentación. Si alguna vez os encontráis en la «difícil» decisión de elegir entre ambos ejemplares, no dudéis ni un solo momento. El tiempo que se pierde en dedicar atención a historias deplorables es demasiado valioso. Coged sin pensar Sinuhé, el egipcio. No os arrepentiréis y durante casi 600 páginas os sentiréis tan cerca del antiguo Egipto que por un momento llegaréis a contemplar la Ciudad del Horizonte.

«El imperio de las tinieblas» Christian Jacq

Título: El imperio de las tinieblas (La reina de la libertad I)

Autor: Christian Jacq

Nº páginas: 368

Editorial: Planeta

Sinopsis: En 1690 aC, Egipto ha perdido todo su esplendor. Invadidos por los hicsos, unos pocos rebeldes lucharán por conquistar su libertad, guiados por la reina Ahotep y el faraón Seqen.

Crítica: Como lectora asidua de Christian Jacq, he de admitir que me llevé una decepción. En comparación con su novela El juez de Egipto, ésta no le llega ni a la altura de los talones. Pero no por la historia en sí, ojo, que es entretenida y plasma un período de la historia de Egipto no muy famoso.

Para empezar, los errores históricos que comete son garrafales. Entiendo que para hacer una novela más entretenida, haya que maquillar un poco la realidad. ¡Pero un poco! Primero, aunque creo que es una errata, sitúan la acción cien años antes del momento en que los invadieron los hicsos. El faraón Seqenra vivió hacía la década de 1560 aC y, desde luego, no era campesino, sino hermano de Ahotep. Segundo, Senqenra se casó no sólo con ella, sino también con otras dos hermanas suyas. Por último, Afganistán (¡Afganistán!) en esa época ni existía. Pero Jacq mete a un afgano en acción como si tal cosa. Sólo de verlo me hierve la sangre, sobre todo porque se supone que el autor es egiptólogo (que viendo esta novela, empiezo a dudarlo).

Dejando a un lado mi vena historiadora (los enlaces que he puesto, aunque sean de la wikipedia, los he verificado yo misma), la novela tiene otras pegas. Por ejemplo, la forma en la que describe ciertas situaciones o incluso los personajes. No profundiza, se queda únicamente en la superficie, de forma que todo parece una puesta en escena, una obra de teatro en la que nada es real. Intentó estremecernos de horror con las acciones bárbaras que cometieron los hicsos durante su hegemonía, mutilando, esclavizando, maltratando y asesinando egipcios, pero el resultado conseguido fue irrisorio gracias a la irrealidad de la situación.

Definitivamente, no es una novela que merezca la pena, aunque si uno siente una enorme atracción por Egipto, puede resultar entretenida, al menos el primer volumen. Ya veremos qué más gazapos mete Jacq en los dos siguientes. Miedo me da.