Título: Los lobos del invierno
Autor: Anne Rice
Nº páginas: 448
Editorial: Ediciones B
Sinopsis: La vida en Nideck Point continúa, y con la llegada de la Navidad, la primera Navidad de Reuben como morfodinámico, la rutina tomará un giro completamente diferente. Lo que no espera Reuben es la presencia de un fantasma que busca poder comunicarse.
Crítica: Siempre me he considerado fan de Anne Rice, desde que entre mis inocentes y jóvenes manos cayera Entrevista con el vampiro. Después llegaron Lestat el Vampiro, La Reina de los Condenados, Las Brujas de Mayfair… Todas tienen algo en común. Las primeras novelas, los arranques, los principios, todos ellos enganchan y fascinan. Pero en cuanto avanzamos en el tiempo y la historia, la máquina es forzada y empieza a chirriar y a protestar. No olvidemos los célebremente no célebres El ladrón de cuerpos, Memnoch el diablo y sucesivas novelas pertenecientes a Crónicas vampíricas. Anne Rice es una pionera, pero más de una vez ha hecho el ridículo al querer demostrar algo obligándose a ser original y jugando demasiadas veces la misma baza (sin mencionar la serie inacabada de El Mesías, que la empezó dándose publicidad asegurando que nunca volvería a escribir novelas de vampiros y de la cual no llegó a publicar el último volumen). Pues con la segunda parte de El don del lobo sucede lo mismo. Igual de decepcionante, de aburrida y de simple. No sucede absolutamente nada en toda la novela; el Reuben que nos había encandilado en la primera parte nos deja indiferentes en la segunda; se introduce algo más de la historia y el mundo de los morfodinámicos, pero de tal manera que nos quedamos como al principio. Las cosas sólo se ponen interesantes a partir de la ceremonia de Yule, y ni eso, porque parece haber orientado esta novela única y exclusivamente al diálogo y a las reflexiones filosóficas. No me malinterpretéis. Me gusta reflexionar más que a un tonto un caramelo, y darle uso a la materia gris es tremendamente gratificante. Ahora, el contraste tan evidente entre El don del lobo y Los lobos del invierno es tal que parece que, segura del éxito que obtendría, ha decidido no tomárselo en serio. Una lástima, porque estoy convencida de que si hubiese enfocado la historia de otra forma y profundizado más en los personajes, el éxito estaría asegurado.
La pluma de Calíope 
Recién voy cerrando el libro de «Los lobos del invierno» y comprendo lo que mencionas, aunque tal y como lo describes, realmente el tono filosófico de éste libro es lo que prevalece por encima de la acción y el misterio que nos dejó con el «Don del lobo»c sin embargo, entiendo el porqué de ésta situación y sobre todo que dejara el final a la espera de una nueva secuela lobuna. Su intención era remarcar el sentido humano de los licántropos, dejar en claro una frase de casi el final que decía «No hay vida normal, solo hay vida.», mostrar que aunque la naturaleza humana posee matices muy oscuros, aún así es sumamente hermosa la existencia. Creo en ese sentido que quizás arriesgó un éxito seguro a cambio de expresar su propia experiencia de vida y dejar a sus lectores un sabor menos salado o menos sangriento por uno más dulce (a veces empalagoso) y más esperanzador.
Es una idea, ciertamente, pero creo que el error ha sido el dar el cambio de sentido tan bruscamente. Podía haber incluido esa filosofía de una manera más sutil, sin abusar de ella como lo hizo, dando la sensación de que no sucede absolutamente nada en todo el tomo. Creo que el truco consiste en el equilibrio entre los diferentes matices de una novela; ahí radicó el éxito de «Entrevista con el vampiro». Sinceramente, creo que esta señora debería vivir de los derechos de autor y dejar la pluma, y eso que fue una de mis autoras favoritas.