Título: La rubia de ojos negros
Autor: Benjamin Black
Nº páginas: 336
Editorial: Alfaguara
Sinopsis:Década de los 50. Un investigador privado. Una rubia de ojos negros despampanante -y millonaria-. Un novio presuntamente muerto cuya defunción hay que investigar. Un trabajo que parece sencillo pero que, curiosamente, deja de serlo.
Crítica:Rezumando aroma a película de los 50 por todos los poros, La rubia de ojos negros nos arrastra de un lado a otro de la ardiente ciudad de Los Ángeles. Desde las primeras páginas, el ambiente generado por la novela lleva a intuir el desarrollo de la misma. Craso error. La trama se ve afectada por tantos giros y «regiros» que el lector acaba perdiendo la orientación y deja de intentar adivinar lo que sucederá; simplemente, nos dejamos llevar por el detective Marlowe y le seguimos en sus pesquisas como fieles ayudantes.
Quizás la única pega que he encontrado en la novela haya sido la repetición -hasta la saciedad- de las altas temperaturas dignas del mismo Infierno bajo las que transcurre la novela y bajo las cuales se achicharran los personajes -o al menos, Marlowe, porque los demás ni se despeinan casi-. Eso sí, gracias a ello, la aridez se cuela entre las letras y nos sacude por completo, recordándonos cada dos por tres la existencia del agua fresca tan al alcance de la mano.
Si sois aficionados a la novela negra que emana «años 50» de cada página y cada letra, a los detectives privados a la vieja usanza y a las tramas con más recodos que un laberinto, no podéis dejar de leer La rubia de los ojos negros. Al menos, yo, he sido incapaz.